El pueblo no es un reflejo de los políticos. Los políticos son un reflejo del pueblo.

Mirémonos nosotros en el espejo y veamos dónde estamos hoy en día con respecto a valores, buenos ejemplos, respeto, civismo, cortesía, humildad y demás antes de esperar que un nuevo gobierno nos arregle una sociedad «enferma».

En una verdadera democracia no hay votos equivocados. Pero siempre habrá votos mal informados, emocionales y convenientes.

Quien ama verdaderamente a su país debe hacer lo que puede con lo que tiene para empujar adelante a la nación. Y eso empieza en casa.

No importa quién es su candidato. Lo único que importa es que seamos respetuosos y sobre todo, decentes.