Sin pretender negar realidades por demás evidentes, no creo que la idea sea hablar de igualdad cuando es justo la diversidad lo que hace nuestra vida hermosa. Me gustan más las palabras equidad, justicia y balance.
Así que hoy, en el Día Internacional de la Mujer, me pregunto por qué no existe un Día del Hombre, por qué es feriado el Día de la Madre y no así el Día del Padre, por qué insistimos en que madre es una y padre cualquiera cuando, en realidad, nos encontramos a la puerta de perpetuar la raza humana sin la participación biológica de ninguno de los dos.
Hasta que no comprendamos que es en el respeto y la pacífica coexistencia que fructificamos, seguiremos hablando de luchas y derechos en todo sentido. Si no somos capaces de conquistarnos a nosotros mismos y comprender que somos todos vulnerables, más pronto que tarde, como seres humanos entraremos en fase de extinción. Y entonces ¿qué importarán los detalles?