A diario me pregunto qué es peor, si el remedio o la enfermedad puesto que el “etiquetado” como enfermo (léase el necio, el crítico, el que tiene problemas de actitud, el desajustado, el rebelde, el inconforme, el perfeccionista, el irreverente, el utópico, etc.) termina siendo quien pone el dedo en la llaga al atreverse a denunciar la epidemia…
- Este evento ha pasado.